domingo, 24 de mayo de 2015

Justo Sotelo (II)


Justo y Luis para Amarneciendo
Justo Sotelo, feliz firmando libros.

Aquí me tenéis con Justo Sotelo. El martes pasado asistí a la presentación de su último libro, Cuentos de los viernes, una preciosa obra de relatos cortos, un género que, según él mismo dice, no es su favorito; que prefiere la novela, confiesa. Cuentos de los viernes, es una selección de algunos cuentos que Justo ha ido publicando en Internet durante este último año y medio. El libro narra una historia de amor entre dos personajes, Él y Ella, una pareja sin nombre, que terminan viviendo su amor a través de la Literatura. La acción va avanzando, al tiempo que la extensión de los microrrelatos va disminuyendo hasta llegar al final, donde la narración casi desaparece y los brevísimos textos parecen convertirse en poemas. El martes alguien le preguntó a Justo sobre este aspecto poético que tenía su libro y él respondió algo que me impactó. Vino a decir que lo suyo nunca había sido la poesía, a pesar de que escribía desde muy joven; además afirmó que en la actualidad abundaba una poesía que giraba en torno a la primera persona, y que a él le gustaba la poesía más universal, aquella que hablara de “nosotros”, pero no tanto de lo que sentimos como de lo que vivimos. Añadió que a él le encantaba escribir, pero que ante todo prefería vivir: juntarse con otras personas (y personajes?!)..., y hablar con ellas..., y de ellas. Y fue entonces cuando, dirigiéndose a mí, que me encontraba de pie al final de la sala de aquel abarrotado café, recordó a mi tío Miguel Ángel, su querido amigo de su época de las tertulias en Las Cuevas de Sésamo de hace ya más de veinte años y, también, personaje de su novela Las mentiras inexactas.

Café Este Oeste para Amarneciendo
Café Este Oeste, el martes pasado.

Hace justamente un año que escribí otra entrada en este blog sobre Justo Sotelo en la que expresaba el placer que supuso mi reencuentro con él y el redescubrimiento de su amistad con mi tío, de la admiración y el gran aprecio que Justo sentía por nuestro artista, poeta, pintor, pero también vividor. Quizás, este profesor (catedrático de Literatura y de Política Económica en la Complutense, además de novelista, ensayista y experto en Murakami..., y mucho más) tenga razón y no haya mejor cosa que vivir y compartir lo vivido con los demás. Aparte de su admiración por Miguel, lo que más me sorprende de Justo es su capacidad para convivir y compartir. En la dedicatoria de este Cuentos de los viernes, no hace más que confirmar esta visión de la Literatura: “A mis amigos, reales y virtuales, de las redes sociales”. Justo es un autor que claramente vive en su tiempo, y esta dedicatoria no puede sorprender.

De todos los relatos de este delicioso libro me quedo con este de la parte final, que transcribo íntegramente:
 

EL PERSONAJE
    No sabía cuál era su vida, hasta que alguien se la escribió.

Finalmente, el martes, pude hablar unos segundos con Justo mientras me firmaba un ejemplar de su obra (ya he dicho que no cabía ni un alfiler en aquel café), y quedamos en vernos pronto. Así pues, igual que hace un año, termino este post así:

To be continued...


Contacto: amarneciendo@gmail.com

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